Solo atrévete a vivir como santo

Dr. Luis Gómez Chávez

La Iglesia Católica cuenta con los 7.000 santos que aparecen reflejados en la última edición del Martirologio Romano, presentada en 2005.[1]    La Iglesia Católica esta doblemente  equivocada. Primero porque los 7, 000 santos que dice tener no son santos, a menos que antes de morir hayan aceptado a Cristo en su corazón reconociéndolo como el único que da salvación.  Por otro lado, la cantidad de santos es incontable, porque la Biblia dice que desde el momento que una persona recibe a Cristo en su corazón es apartado para Dios y por Dios.  En la actualidad, el número de los santos en Cristo que es la iglesia militante es de 1.5 mil millones, más todos los que ya murieron en Cristo.

Para ser santo no se necesita hacer milagros, tener una vida de mártir, vivir todo el tiempo en un monasterio, mantenerse separado del mundo, vivir como la Madre Teresa de Calcuta, tampoco pasar por el proceso que ha estipulado La Iglesia Católica, el proceso de canonización, que primero es un beato para luego ser declarado santo.  Además, ningún ser humano, sin importar la posición de autoridad terrenal que tenga, no tiene la autoridad ni el derecho para santificar a una persona o para declararlo santo.   El único camino y la única persona que puede declarar santo a alguien es Dios, por medio de creer en Jesús y recibirlo como Salvador personal.

Ahora bien, una cosa es ser declarado santo en el momento de recibir a Jesús en el corazón y otra cosa es vivir como un santo todos los días de la vida sobre la tierra.   Digo esto porque cuando Cristo venga por su  Iglesia o muramos antes que venga Cristo, en ese momento seremos santos por siempre.    Pero mientras  estemos  con vida en esta tierra experimentaremos una lucha espiritual entre los deseos de la carne y  el  poder del Espíritu.   De ante mano sabemos que el Espíritu es más poderoso que la carne y que el mismo Satanás.  Sin embargo, el Espíritu es un caballero, no nos manipula, no nos obliga a hacer algo a la fuerza. Al contrario nos deja en libertad para que nosotros mismo decidamos  a quien obedecer y a quién agradar, si a Dios o al diablo.

De manera que, el reto que tenemos es que nos atrevamos a ser santos cada día. Que nos esforcemos  por hacerle caso a Dios y no a la carne, separarnos de lo malo cada momento, decir no a las cosas que no agradan a Dios.   Tomar esas decisiones,  y evitar hacer las cosas que a la carne le gustan requiere carácter, determinación y obediencia al Espíritu.    Vivir como santos es todo un desafío, no es fácil, pero es lo mejor, y con este acto acarreamos para nuestras vidas abundantes beneficios.  Comience con poco, paso a paso, las grandes victorias se logran por medio de las pequeñas victorias….Sea santo cada hora, cada 3 horas, cada 6 horas, cada 12 horas, cada dia.

 

 

            [1] http://www.muyhistoria.es

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